Cómo blanquear almohadas amarillentas y dejarlas blancas como la nieve

Olores persistentes, acumulación de grasa en la cocina y fundas de almohada amarillentas pueden llevarnos al límite con los retos del hogar. Ante la desesperación, muchos recurrimos a los consejos de nuestras abuelas, y no sin motivo, ¡ellas tienen una gran cantidad de soluciones para mantener un hogar limpio! Si eres de los que luchan constantemente con almohadas amarillas a pesar de lavar en múltiples ocasiones, ¡aquí tienes un método efectivo para dejarlas blancas como la nieve!

Aunque a veces podemos permitirnos el lujo de dejar el desorden en casa o dejar que los platos se amontonen en el fregadero, la situación es completamente distinta cuando se trata de nuestras sábanas y almohadas. Estas últimas, al estar en contacto directo con nuestro cuerpo durante la noche, pueden amarillarse y convertirse en un foco de bacterias y ácaros perjudiciales para nuestra salud si no se limpian adecuadamente.

Además, tendemos a prestar más atención a la limpieza de las fundas de las almohadas que a las almohadas en sí. Muchos de nosotros olvidamos que estos accesorios pueden convertirse en criaderos de gérmenes si no se lavan y cambian con regularidad. Algunos pueden pensar que no hay riesgo porque suelen estar cubiertos, pero olvidan que muchas personas usan sus almohadas sin funda cuando están en la lavadora, y que una almohada cubierta no impide el contacto con las bacterias.

Peligros de las almohadas sucias

El libro Enfermedades y terapéutica de la piel señala que la sudoración es una de las principales causas de esas manchas amarillas en nuestras almohadas que parecen aparecer de la nada. Además, más allá de su aspecto poco higiénico, las almohadas sucias presentan varios riesgos para la salud de quienes las utilizan. En un artículo titulado “¿Cuándo cambiar la almohada? La asquerosa verdad sobre su esperanza de vida”, publicado por nuestros colegas del Huffington Post, se aconseja reemplazar la almohada cada seis meses para mantener una buena higiene. De hecho, no hacerlo puede resultar en una acumulación de bacterias que podría llevar a problemas respiratorios. Según Clinical Reviews in Allergy and Immunology, los ácaros del polvo pueden provocar sinusitis, rinitis, dermatitis atópica y asma si no se controlan. Como se menciona en el artículo del Huffington Post:

“No los ves, pero están por todas partes en las sábanas y alfombras”

De acuerdo con The Canadian Medical Association Journal, no prestamos suficiente atención a lo que ocurre en nuestras habitaciones y a las condiciones insalubres en las que nos acostamos cada noche. Los científicos explican que factores como la sudoración y la saliva terminan en nuestra cama cada noche, y que la falta de limpieza, higiene y ventilación atrapa bacterias en nuestras sábanas, edredones y almohadas. Si sumamos el calor corporal, la oscuridad y una gran cantidad de fluidos corporales, nuestra cama, que parece mágica, se convierte en un caldo de cultivo para gérmenes y otras bacterias.

Métodos de prevención

Como señala el Instituto para la Calidad y la Eficiencia en el Cuidado de la Salud, las bacterias que enfrentamos a diario son difíciles de controlar y muchas provienen del polvo. De hecho, el polvo requiere una limpieza exhaustiva que no todos pueden realizar diariamente. Por eso, es importante hacer todo lo posible para limitar el contacto con estos pequeños intrusos que se instalan en nuestras camas.

Según esta misma fuente, la manera más efectiva de combatirlos es combinar varias estrategias.

  • Airear el dormitorio y la ropa de cama a diario, incluso en invierno.
  • Limpiar el suelo con toallitas que atrapan el polvo.
  • Usar ropa de cama o cobertores antiácaros.
  • Limpiar a fondo los rincones donde el polvo tiende a acumularse.
  • Lavar la ropa de cama regularmente a más de 60 grados centígrados.

En este sentido, te ofrecemos un truco efectivo que te ayudará a desinfectar tus almohadas de las bacterias que se han acumulado y eliminar las manchas amarillas. Necesitarás lo siguiente:

  • Agua a más de 60 grados centígrados
  • 1 taza de detergente para ropa
  • 1 taza de vinagre blanco
  • 1 taza de detergente para lavavajillas en polvo
  • 1 taza de bicarbonato de sodio

Llena tu lavadora con un tercio de agua caliente, luego añade todos los ingredientes y déjala funcionar durante unos minutos. Una vez que el detergente se haya disuelto, agrega tus almohadas y deja que la lavadora haga su trabajo.

El vinagre blanco y el bicarbonato de sodio son productos naturales con excelentes propiedades desinfectantes y blanqueadoras. Además, son fáciles de conseguir y muy económicos.

Este método requiere una lavadora de carga superior, no una de carga frontal.

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